Domingo López Chaves enfrentó una tarde desafiante con un pronóstico de tormenta y tendidos llenos que comenzó con un primer toro poco bravo que no ofreció muchas oportunidades y el torero apostó por abreviar la faena sabiendo que aún quedaban emociones por vivir.
El segundo toro fue el punto de inflexión donde el matador realizó una destacada faena, logrando cortar las primeras dos orejas de la tarde.
En el tercero y cuarto, los mejores de los seis anunciados, el torero logró cuajar dos grandes faenas, realizando auténticas lecciones de toreo, conquistando al público y obteniendo dos orejas en cada una de ellas.
En el quinto toro, López Chaves mostró su mejor versión y, en la zona de las peñas, desplegó una tauromaquia excepcional bordando su toreo. La comunión entre el torero y la afición era palpable en cada lance. El resultado: dos orejas y el rabo.
Llegó entonces el esperado sexto toro, el supuesto toro de despedida. Sin embargo, lamentablemente, este toro no le brindó muchas opciones al matador, ya que se vino abajo pronto. A pesar de la adversidad, López Chaves intentó sacar el mayor provecho posible de la situación, demostrando su habilidad y destreza ante los contratiempos inesperados.
Para sorpresa de todos, el ganadero decidió regalar un sobrero, y salió un toro que superó todas las expectativas. Un toro de Domingo Hernández al que el diestro supo entender perfectamente y que no mostraba signos de cansancio, luciendo bravura y nobleza. Ante la petición del público, el presidente concedió el indulto, permitiendo que López Chaves se despida de su pueblo con una tarde rotunda y llena de triunfos y emociones.
Así, entre el rugir de los aplausos y los vítores de la multitud, López Chaves se retiró de los ruedos dejando tras de sí un legado de valentía y maestría. A pesar de las dificultades encontradas, su despedida fue un testimonio de su pasión y dedicación a la tauromaquia. Esta tarde inolvidable quedará grabada en la memoria de todos los presentes, como el cierre brillante de una carrera llena de éxitos y emociones.
Fotografías: Daniel Tapia (@dtapiaph)
Comentarios