Agricultura lunar, un negocio para mediados de siglo

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‘Green Moon’, el proyecto español que podría hacer que los humanos viviésemos en la Luna. El coordinador general del proyecto, José María Ortega-Hernández, señala al periódico Las Provincias que “este es el siguiente paso si queremos ir a Marte”. La carrera espacial 2.0 ha provocado que las principales agencias espaciales e inversores privados miren de nuevo a las estrellas.


La existencia de agua en la Luna la convierte en un objetivo claro de interés. Este es un recurso esencial y el cuerpo celeste más cercano a la Tierra lo acumula en unos 40.000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, la curiosidad de unos jóvenes universitarios malagueños les llevó a preguntarse: ¿se puede cultivar allI? “En 2015 vimos una competición llamada ‘Lab to Moon’, en la que se trataba de probar un experimento científico en su aterrizador lunar, explica Ortega-Hernández.


Este concurso prometía dar casi 25 millones de euros a la primera empresa privada que fuera capaz de aterrizar sobre la superficie lunar, recorrer 500 metros y enviar los datos recogidos de vuelta a la Tierra. Nadie consiguió el premio, pero este ingeniero aeronáutico y mecánico malagueño de 28 años encontró su camino: ‘Green Moon Project’.


“No había ninguna experimentación previa sobre cómo puede crecer una planta bajo condiciones de gravedad lunar”, cuenta Ortega-Hernández. El ingeniero y su equipo contactaron con el Centro de Exploración Espacial de la Universidad de Chongqing, que ha colaborado con la Agencia Espacial China en investigaciones sobre astrobiología y ecosistemas extraterrestres, además del diseño de sus rover de exploración espacial. Se pusieron a trabajar conjuntamente en 2019 y sus avances son cada vez más visibles. “Las plantas no están preparadas para cultivarse directamente en la Luna o Marte, por lo que debemos generar unas condiciones similares a las de la Tierra para que germinen”, expresa.


Para esto los expertos del proyecto construyen un tubo de ensayo o probeta en la que iría el regalito lunar. La estructura se basa en pequeñas vigas de aluminio aeroespacial, además de incluir varios sensores de CO2 y O2, térmicos y lumínicos.


Todo será monopolizado gracias a una placa Intel Edison y el código ha sido elaborado con el sistema Arduino, que ofrece unas bases de ‘hardware’ abierto. Asimismo se ha instalado varios LEDs de colores (azul, rojo y rojo lejano) para favorecer la fotosíntesis. También dispone de una trampilla que liberará la semilla sobre el sedimento húmedo una vez este en la Luna.


Pruebas en las Islas Canarias

Ya se han hecho las primeras pruebas en las Islas Canarias. Lanzarote dispone de tubos formados por la lava similares a los de la Luna, “que supondrían uno de los mejores espacios para los huertos espaciales al protegerlos de la radiación cósmica”, señala Ortega-Hernández. Según sus cálculos, a mediados de siglo se podrían ver los primeros invernaderos de dicho satélite.


El nuevo horizonte de la NASA para volver a la Luna es 2025, pero en 2023 se prevé mandar un robot rover capaz de buscar hIelo. Se trata de un paso decisivo no solo hacia la agricultura lunar, sino también para la fabricación de posibles combustibles que permitan viajar hasta Marte u otros destinos espaciales. 

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