La peor de las batallas

La lucha contra uno mismo es la peor de las batallas.

Somos capaces de lanzarnos dardos envenenados que nos subyugan nuestra autoestima; nos ponemos zancadillas y nos damos miles de argumentos para devastar nuestras ilusiones y proyectos, nos comparamos con ese o aquél, lanzamos balones fuera y ponemos excusas.

¡ Por favor callen a la "loca de la casa"!

A veces nos empeñamos en caminar por un sendero que no nos lleva a ninguna parte. Nuestra mente solamente ve esa posibilidad, nuestros pasos van pisando piedras que hieren nuestros pies...¡ Y caemos una y otra vez!.

Realmente el verdadero héroe es el que tras ese combate interno se levanta,es el que se llena de éxito pero este no se ve en el exterior con pompa y boato porque es callado, silencioso, sutil; nos va forjando por dentro, nos va madurando, abriendo una conciencia distinta, nos construye con andamios poderosos para llevarnos a otra mirada.

Aceptar las situaciones adversas de la vida no implica que nos resignemos y postreros ante ellas sin más. Mirar de frente, acogerlas como retos a superar, como oportunidades para crecer.. siempre nos engrandecen aunque en el momento no veamos más allá de la pena que nos provocan.

Aprovechemos esa fuerza interior,esa resiliencia que está esperando para salir, darnos la mano y mostrar otra forma de ver las cosas, pues siempre hay más opciones y posibilidades... probablemente todo un abanico.

Estar presentes en el " aquí y ahora" es la mejor forma de ganar el combate,de apaciguar y aquietar nuestra mente.

No podemos cambiar el pasado pero siempre podemos andar hacia el futuro.

Ana María Vidal Rivera