La toma de control de los talibanes en Afganistán siembra el pánico en la capital

“La guerra en Afganistán ha llegado a su fin” declaran los talibanes tras tomar Kabul. Tras 20 años de ausencia el extremismo vuelve a tomar la capital afgana. Con este última inserción todo el país pasaría al control del autodenominado Emirato Islámico. El presidente del país Ashraf Ghani huyó este domingo justo antes de la entrada de las fuerzas talibanes a la capital.

Los insurgentes ya se han hecho con el poder y la bandera blanca del Emirato ondea sobre la sede del poder ejecutivo. Altos mandos del grupo armado han asegurado que la transición política será pacífica. De igual forma, destacan que los civiles no tienen nada que temer. No obstante, muchas personas no llegan a creerse estas declaraciones. Las imágenes de pistas de aterrizaje atestadas de personas luchando por escapar de Afganistán han sido la tendencia de este lunes.

La comunidad internacional afirma estar muy preocupada por la situación el país. La embajada estadounidense ya ha sido desalojada. Mientras que, los gobiernos extranjeros están haciendo lo posible para sacar a sus ciudadanos del país. Países miembros de la Unión Europea y otros organismos internacionales han pedido al nuevo régimen que permita la salida pacifica de los civiles que desean abandonar el país. Sin embargo, el aeropuerto de Kabul ya ha sido cerrado y no se sabe cuando puedan acceder los vuelos humanitarios. Una parte de la población exige con desesperación que se le facilite salir del país.

La entrada de los talibanes a Kabul ha generado caos en la capital. Las escenas más impactantes se han visto en aeropuerto internacional Hamid Karzai donde miles de civiles se agolpan intentando conseguir un vuelo que los saque del país. La situación es tan grave que ya se han producido al menos cinco muertos producto del tumulto.

Desde la salida del presidente y su equipo de gobierno las vías de acceso al Hamid Karzai se han visto colapsadas. Muchas personas ni siquiera han podido acercarse al área de vuelo debido al excesivo tráfico. En el interior de las instalaciones centenas de personas luchan por conseguir un pasaje aéreo que los aleje del control de los talibanes. No obstante, las aerolíneas comerciales no están volando de momento. Producto de ello una multitud han optado por dirigirse directamente a la pista de aterrizaje.

Grupos de personas enloquecidas por el pánico luchan por subir a alguno de los pocos vuelos que salen de la ciudad. Muchos se aglomeran en las escaleras de acceso intentando adentrarse en las aeronaves por la fuerza. Mientras que otros son capaces hasta de aferrarse a la capa externa de los aviones con la intención de no dejar escaparse el que consideran su único boleto de salida. Este tipo de conductas ha dejado tras de sí una estela de accidentes. Para controlar el caos efectivos afganos y estadounidenses han tenido que recurrir ha disparos al aire para dispersar a la multitud. Sin embargo, ni siquiera esto ha sido suficiente para frenar la descontrolada llegada de personas a las inmediaciones del aeropuerto.

En este sentido, personas que han sido colaboradoras estrechas del gobierno anterior o de países occidentales aseguran que en caso de ser identificadas serán degolladas. Los talibanes se han caracterizado desde su primera llegada al poder por la imposición de penas corporales muy graves. La amputación de miembros, lapidación y otros castigos físicos son algunas de las practicas permitidas.

Fotografía: La Nación.

María Andrea Sandia Perdomo