{La opinión de Héctor García} El Cuento de la Lechera de la Primera RFEF

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La Primera RFEF vuelve a estar en el foco de atención mediática debido a la resolución judicial que obliga a la RFEF a readmitir al Internacional de Madrid en la categoría de bronce del fútbol español. Esta situación afecta en cierto modo a Unionistas, ya que es probable que la solución de un grupo de 21 equipos en la temporada 23/24, tenga en cuenta en la composición del mismo al equipo charro, en caso de permanencia.

Sin embargo, y a pesar de que Unionistas ha sido uno de los clubes más perjudicados por las decisiones absurdas que se han tomado en torno a esa categoría, debido a que es uno de los pocos clubes que si cumplen económicamente en la liga, hoy, quizá, lo más interesante sea profundizar en torno a esta categoría que la RFEF soltó al ruedo del deporte rey en la temporada 2021/2022.

Al principio, cuando se anunció el modelo competitivo de cara a la temporada 2020/21, temporada marcada por la pandemia, en la que se hacía oficial la reestructuración de categorías, se recibió con cierto entusiasmo, no es para menos, la antigua Segunda División B, aunque querida de una forma relativamente romántica por muchos, entre los que me incluyo, era una categoría absolutamente deficiente, un cajón de sastre donde se juntaban los caídos del fútbol profesional, clubes estancados con un pasado mejor y clubes recién ascendidos de una Regional PRO, también conocida como Tercera División.

En honor a la verdad, antes de entrar con los pecados capitales de esta Primera RFEF, hay que decir que muchos clubes se tiraron a la piscina sin saber si iba a haber agua o azulejo, el clima que se formó en muchos de estos equipos es que por firmar la “permanencia” iban a colocarse en una categoría muy por encima de lo que podía ser, una especie de ascenso a una especie de Segunda División manejada por la RFEF. De aquellos barros estos lodos, muchos clubes gastaron a lo loco creyendo que iban a ingresar más de lo que imaginablemente se podía pensar del tercer escalón del fútbol español.

Ahora bien, vamos con el meollo de la cuestión, la RFEF, simplemente, cogió una gran idea, como es la reforma del fútbol modesto, y la ejecutó de forma chapucera y vaga, mucha gente se pregunta por el plan que tenía la RFEF conforme a esta categoría, la realidad que nos han mostrado los hechos es que Rubiales y sus chicos no tenían ningún plan serio, ya que la supuesta “planificación” se nota a leguas de que estaba pensada para otros equipos más “históricos”, que actualmente militan en Segunda RFEF, aunque ni con esas.

La improvisación con esta categoría ha sido pan de cada día, primero con los derechos de TV, uno de los mayores circos de la historia del fútbol español, vendiendo a precio de oro una categoría que no valía ni la mitad de la mitad, con el dantesco final en los Play-Offs 21/22, donde vimos a, Footters, plataforma encargada de la emisión de los partidos, piratear la señal que, a priori, le correspondía.

Otro lado es la cuestión de los patrocinadores, tanto que Rubiales y su equipo presumen cada dos por tres de los “grandes acuerdos” que han logrado con la Supercopa de España, la verdadera competición que interesa a la RFEF, vemos que en la Primera RFEF o han tenido mala suerte o no se han esforzado demasiado, la categoría el primer año tuvo como patrocinador a Footters y este año ninguna.

Otra cuestión sangrante ha sido la de los últimos Play-Offs de ascenso, lo que tenía que ser la fiesta del fútbol modesto se acabó convirtiendo, debido a que la sede “neutral” estaba en Galicia, en un esperpéntico espectáculo donde, salvo Riazor, el resto de los campos presentaban entradas bochornosas, algunas propias de Regional Preferente.

Ya si nos metemos en la cuestión económica encontramos ridículo tras ridículo. Para quién no lo sepa, se puede ascender a Primera RFEF de dos formas: A través del Play-Off de Segunda RFEF o comprando la plaza vacante que queda en el Grupo A; Los problemas económicos de los clubes son pan de cada día en esta liga, exceptuando a los clubes con masas sociales de LFP y otros pocos ejemplos como Unionistas, y los proyectos rimbombantes como el del Intercity, con pérdidas millonarias, o el del Eldense, generando gastos muy por encima del valor real del club, generan desigualdades competitivas para los clubes que sí cumplen ¿Cuál ha sido la propuesta de la RFEF? Un fondo para que los clubes que cumplen paguen los pufos del resto.

Pero quizá la cuestión más descabellada es la de la propia RFEF incumpliendo sus propias normas, la resolución judicial que da la razón al Internacional de Madrid, obligando a la Federación Española a inscribir al club madrileño la temporada que viene, lo que conllevará, muy probablemente, un calendario más largo, un grupo desequilibrado con un equipo más y otro capítulo sonrojante en el currículo de la Primera RFEF.

Igualmente, quién crea que la Primera RFEF fue una mala idea está equivocado, la reestructuración de categorías era necesaria y volver a la Segunda B no es una opción ni viable, ni factible. El problema de Primera RFEF ha sido su propia ejecución, un cuento de la lechera donde la federación y muchos clubes han ido construyendo una burbuja muy por encima de la realidad de la categoría. La Primera RFEF será una categoría viable cuando realmente se pongan los pies en el suelo y se entienda la realidad de los clubes españoles fuera del circuito LFP.

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