Oscuridad..., de repente se abren los ojos de par en par y la luz ilumina todo su ser.
Un niño, una niña ha nacido.Da igual donde nazca, en qué cultura tendrá sus raíces, en qué familia pobre o rica se irá forjando.
Sus grandes ojos van lentamente examinando su entorno, sus manos y pies querrán tocarlo todo, sus oídos atentos a los halagos, su nariz pequeña olerá todos los aromas, su pequeño cuerpo se ofrece a la vida.
¡Se descubre un mundo sorprendente y maravilloso ante él!
Realmente no sabe lo que le deparará este baúl lleno de sorpresas...él o ella llega sin prejuicios, es un libro en blanco donde cada palabra, acto y experiencia quedará grabado.
Los adultos que le rodean irán haciendo cábalas para su futuro: ¿estudiará?,¿tendrá un buen puesto de trabajo?...e irán vertiendo sus propios anhelos, miedos y frustraciones.¡Ten cuidado que te vas a caer!.
Pasito a pasito van creciendo, su frescura es arrolladora, su inocencia inimaginable.
Cuando los niños echan a volar su imaginación con su mirada limpia y mente abierta se abre un universo de fantasía; son capaces de reinventar el mundo y dar respuestas que nosotros seríamos incapaces de acceder a ellas debido a nuestra forma de pensar mutilada: un pensamiento divergente se abre a sus pies.
Son semillas y creadores en potencia.Dejemos que se vayan fraguando, madurando con el tiempo adecuado, sin prisas, cual brote que dará sus frutos; acompañemoslos en el proceso de la vida, dándoles las herramientas, valores adecuados y equilibrio para que sepan navegar por las tempestades como marineros de su propio barco, encontrando así su verdadero ser interior.
Dedicado a mis alumnos por todo lo que me han enseñado.
Ana María Vidal Rivera
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