Ojalá no existiera un 25N

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El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se celebra anualmente el 25 de noviembre para denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación.


Según la ONU, los orígenes de este día se remontan a 1981, cuando militantes y activistas en favor del derecho de la mujer lanzaban sus propuestas ante la violencia de género. El origen se desarrolló por la necesidad de honrar la memoria de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), tres activistas políticas de la República Dominicana que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante dominicano, Rafael Trujillo.


Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.


La OMS explica cómo la violencia contra la mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia sexual- constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos de las mujeres. Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS indican que alrededor de una de cada tres (35%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida. La mayoría de estos casos son violencia infligida por la pareja. Un 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja masculina.


Según la “Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019” realizada por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, una de cada dos mujeres (57,3%) residentes en España de 16 o más años han sufrido violencia a lo largo de sus vidas por ser mujeres. Suponen 11.688.411 mujeres.


El motivo por el que se produce la violencia contra las mujeres es el conjunto de valores que aún predominan en la sociedad actual. La violencia de género tiene su origen en la cultura, la educación, la religión, las leyes, el propio lenguaje… que han mantenido a la mujer e una condición de supuesta “inferioridad”. Por ejemplo, en el ámbito jurídico, en muchas legislaciones nacionales la mujer es tratada como una persona sin capacidad para tomar sus propias decisiones, sin derecho a decidir sobre su formación, su matrimonio, su economía, su patrimonio…en resumen, sin derecho a decidir sobre su propia vida.


La violencia de género se establece así como un mecanismo social, justificado por la tradición, mediante el cual las mujeres quedan “sometidas a los hombres”. Esto provoca que las relaciones entre ambos sexos, y su posición en la sociedad, sean desiguales, no solo en el ámbito de la familia, sino en todos los contextos: en el plano social, laboral, económico, sexual…


En cuanto a las herramientas creadas por la ONU en la lucha por la violencia basada en el género, en 1979 las Naciones Unidas consiguieron la aprobación de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Aunque, por desgracia, la violencia contra mujeres y niñas continuó (y continua) siendo un grave problema a nivel internacional, por lo que se precisaba una normativa concreta en este aspecto.


Por ello, la ONU emitió en 1993 una resolución que incluye la emblemática “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer”, sentando las bases para un futuro libre de violencia de género.


En el ámbito de la concienciación, la Asamblea General adopta en el año 2000 la resolución que designaba el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y ONGs a tomar manos en el asunto y coordinar actividades todos los años sobre esta fecha que eleven la conciencia pública.


Otro firme paso adelante fue la campaña “ÚNETE para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres”, puesta en marcha desde 2008 hasta día de hoy. Su cometido es aumentar el nivel de concienciación sobre el problema y buscar soluciones políticas para solventarlo.


Pero todavía queda un largo camino a recorrer. Hasta la fecha. solo dos de cada tres países han prohibido la violencia doméstica, mientras que en 37 estados todavía no se juzga a los violadores sin están casados o si se casan más tarde con la víctima. Asimismo, en otros 49 estados todavía on existe legislación que proteja a las mujeres de la violencia doméstica.


En 2017, se anunció el lanzamiento de la Iniciativa Spotlight, una actividad emprendida junto a la Unión Europea (UE) orientada a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas, alineándose con la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible.


Por su parte, la OMS tiene un largo historial de trabajar para mejorar la prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres y a la violencia contra los niños y las niñas. La organización se basa en:


  1. 1. Mejorar el alcance, la calidad, la difusión y la utilización de los datos sobre violencia contra la mujer y violencia contra los niños y niñas para políticas y programas basados en la evidencia.
  2. 2. Fortalecer la capacidad para prevenir la violencia contra las mujeres y la violencia contra los niños y las niñas.
  3. 3. Mejorar la respuesta del sector salud a las violencia contra las mujeres y la violencia contra los niños y las niñas.
  4. 4. Apoyar la elaboración y revisión de las políticas y los planes nacionales de prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres y a la violencia contra los niños y niñas.


Los efectos psicológicos adversos de la violencia contra las mujeres y niñas, al igual que las consecuencias negativas para su salud sexual y reproductiva, afectan a las mujeres en toda las etapas de su vida.


Aunque todas las mujeres, en todas partes del mundo, pueden sufrir violencia de género, algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables, ejemplo de ellas son las niñas y las mujeres más mayores, las mujeres que se identifican como lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex, las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o minorías étnicas, o mujeres y niñas que viven con el VIH y discapacidades, y aquellas en crisis humanitarias.


La violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para alcanzar la igualdad, el desarrollo, la paz, al igual que el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas. Lo que es más, la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de no dejar que nadie se quede atrás, no podrá cumplirse sin primero poner fin a la violencia contra mujeres y niñas.


Por su parte, en España, el Ministerio de Igualdad, bajo el lema ‘Juntas’, hace un recorrido histórico de la lucha por los derechos de las mujeres a lo largo de los años y pretende enviar un mensaje de unidad feminista. La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, recuerda a las mujeres víctimas de violencias machistas y reconoce a aquellas que “están y han estado siempre en esta lucha, desde las primeras asociaciones que se crearon tras el franquismo contra los malos tratos” de las Rosell considera que “las actuales responsables de estas políticas” se consideran “herederas, nietas y acreedoras de esas luchas”.


El cortometraje documental recoge el testimonio de ocho mujeres supervivientes de violencia machista, representantes institucionales y activistas. Apela a las unidad de toda la ciudadanía en la lucha frente a la violencia contra las mujeres y los mensajes negacionistas que se lanzan. También se busca apuntar al futuro y apelar a las nuevas generaciones. En la pieza, aparecen mujeres como la ex vicepresidenta del Gobierno y presidenta del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega; la ex presidenta de la Fundación Mujeres, Tina Alarcón, o la superviviente de violencia machista y activista, Marta A. Anguita. 


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